Más de 20 grupos judíos de países de habla hispana y más allá han enviado una carta a la Real Academia Española (RAE), la principal autoridad lingüística de España, pidiendo que elimine las definiciones antisemitas de su diccionario que describen a un judío como "una persona codiciosa o prestamista" y el término relacionado "judiada" como sinónimo de "truco sucio".
En la carta dirigida a la RAE, que tiene más de 300 años de historia y supervisa la evolución del idioma español, los grupos instan a la institución a reconsiderar las dos entradas en su Diccionario de la Lengua Española argumentando que están desactualizadas, "totalmente antisemitas" y contrarias a la Constitución española.
La quinta definición de "judío" que aparece en el diccionario, etiquetada como un término peyorativo, es "en relación a una persona: codiciosa o prestamista". La primera definición de "judiada", que señala que la palabra fue originalmente utilizada "con intención antisemita", es "un truco sucio o una acción perjudicial para alguien", mientras que la segunda entrada se refiere a "un grupo o multitud de judíos".
La carta, respaldada por la Federación de Comunidades Judías de España, la Liga Antidifamación y el Centro Simon Wiesenthal, afirma que tales definiciones pertenecen a la tradición del antisemitismo en España que llevó a la expulsión o conversión forzada de la población judía del país en 1492 bajo los Reyes Católicos, Fernando e Isabel.
"Las definiciones de las palabras 'judío' y 'judiada' de ninguna manera reflejan el verdadero significado de estos términos", dice la carta. "Estas descripciones son el producto de una terminología medieval y renacentista de rechazo, envidia y odio dirigido hacia los judíos que, debido a su trabajo, tenían los ingresos más altos, lo que fue uno de los factores que condujo a su expulsión de España por parte de los Reyes Católicos".
Los firmantes reconocieron que la RAE había intentado explicar que el uso de la palabra "judío" para significar "una persona codiciosa o prestamista" era peyorativo, pero afirmaron que "en lo que respecta a la comunidad judía internacional, el movimiento solo ha confirmado que estamos tratando con una definición falsa que alimenta el antisemitismo, dañando la imagen de los judíos al condenarlos como un grupo de personas codiciosas o prestamistas".
Fuentes de la RAE confirmaron que la institución había recibido la carta y dijo que estudiaría las peticiones de los grupos.
En los últimos años, España ha intentado enfrentar su pasado antisemita y valorar las contribuciones sociales, históricas y lingüísticas de su población judía que estuvo exiliada durante mucho tiempo.
En 2015, el gobierno español intentó enmendar lo que llamó el "error histórico" de la expulsión y persecución de sus comunidades judías al ofrecer la ciudadanía a los descendientes de aquellos que fueron expulsados de su tierra natal.
La oferta, que expiró en octubre de 2019, resultó en que 132,226 personas de ascendencia sefardí solicitaran la ciudadanía española.
Hace nueve años, los 52 residentes elegibles de Castrillo Matajudíos, que se traduce como "Campamento Mata Judíos", votaron en un referéndum para cambiar el nombre del pueblo de nuevo a Castrillo Mota de Judíos, que significa "Campamento en la Colina de los Judíos".
Se cree que el pueblo, en la región norte de Castilla y León, fue fundado en el siglo XI por un grupo de judíos que habían sido expulsados de un asentamiento cercano. Aunque se convirtió en un importante centro comercial y hogar de más de 1,000 personas, la vida cambió drásticamente después de la expulsión de 1492.
Algunos investigadores creen que el nombre se cambió para mostrar lealtad al catolicismo y a la corona, mientras que otros piensan que pudo haber sido un error tipográfico, cambiando "mota" (colina) por "mata" (matar). En los últimos dos años, Castrillo Mota de Judíos ha sido objeto de dos ataques antisemitas y ha sido vandalizado con grafitis que dicen: "Campamento Mata Judíos, gemelo de Auschwitz"; "Juden Raus [Judíos Fuera]" y "Vivan los Reyes Católicos".
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